mayo 2, 2024

Una regla de vida para alcanzar la santidad

Los obispos católicos de Canadá llaman a los fieles a evitar dos vacunas contra la covid-19 por motivos morales

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El Gobierno canadiense y las distintas autoridades provinciales rindieron homenaje este jueves a las más de 22.000 personas que han muerto en el país por la covid-19, al cumplirse un año de que la Organización Mundial de la Salud declarara el estado de pandemia. El miércoles, la Conferencia de obispos católicos de Canadá (CCCB por sus siglas en inglés) recomendó a sus fieles, mediante un comunicado, evitar las vacunas de Johnson & Johnson y AstraZeneca con el argumento de que “utilizan líneas celulares derivadas del aborto en su desarrollo, producción y ensayos clínicos”.

Las repercusiones fueron inmediatas. Johnson & Johnson dijo que su vacuna se fabrica “utilizando un virus inofensivo similar al resfriado en el que insertamos un trozo de proteína de pico de coronavirus”. Aunque no se refirió directamente a la declaración de los obispos, el laboratorio aclaró que el adenovirus es cultivado “utilizando lo que se denomina un cultivo celular inmortalizado y después se extrae y purifica”. “Existen varios tipos de líneas celulares que fueron creadas hace décadas utilizando tejido fetal y que son ampliamente usadas en la producción médica, pero las células en esas líneas actualmente son clones de las células iniciales, no el tejido original”, explicó.

Christian Dubé, ministro de Salud de Quebec, fue más directo que el laboratorio. “Denuncio con vigor esta declaración de la Conferencia de obispos católicos de Canadá. Invito a todos los quebequeses a confiar en nuestros expertos y en los de otras partes del mundo”. Para Howard Njoo, subdirector de la Agencia de Salud Pública de Canadá, la recomendación de los obispos fue “decepcionante”.

Canadá ha aprobado hasta el momento las vacunas de Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca y Pfizer-BioNTech. Las autoridades de cada provincia deciden qué antígeno administrar en función de las dosis disponibles y de las opiniones de los expertos. La CCCB subraya que vacunarse “puede ser un acto de caridad que toma en cuenta la necesidad de preocuparse por los demás”, pero que recibir ciertas vacunas implica para algunos individuos un dilema ético. “Si tuviéramos la opción, deberíamos pedir la vacuna de Moderna o Pfizer en lugar de la vacuna de AstraZeneca o Johnson & Johnson”, indicó el grupo de obispos. “Pero si no podemos elegir, la vacuna de AstraZeneca o de Johnson & Johnson pueden ser utilizadas con buena conciencia sabiendo que el uso de estas vacunas no constituye un gesto de cooperación formal con el aborto”, agregó.

A principios de marzo, la Conferencia de obispos católicos de Estados Unidos también recomendó a sus fieles elegir un antígeno distinto al de Johnson & Johnson, debido a la “permisibilidad moral de emplear vacunas desarrolladas, probadas y/o producidas con la ayuda de líneas de células derivadas de abortos”. Sin embargo, algunos obispos no han apoyado esta sugerencia. Tal es el caso de Robert McElroy, al frente de la diócesis de San Diego.

En Canadá, las opiniones también varían. Marc Lépine, arzobispo de Montreal, declaró a la cadena TVA que se disocia de la recomendación de la CCCB y que aboga por el uso de todas las vacunas autorizadas por los creyentes. En diciembre, el Vaticano se había pronunciado a propósito de los dilemas relacionados con la vacunación de la covid-19 y las líneas de células derivadas supuestamente de fotos abortados. La Congregación para la Doctrina de la Fe estipuló en una nota que “el deber moral de evitar una cooperación material pasiva no es obligatoria cuando existe un peligro de gravedad”.


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